Los miembros de la familia real posan con frecuencia para retratos. E incluso si no, los artistas los pintan. Algunos de estos retratos han recibido elogios casi unánimes y han seguido cautivando a espectadores de varias generaciones a lo largo del tiempo. Otros han generado respuestas polarizadas, escándalo o controversia.
Los críticos criticaron ciertas obras por mostrar a la realeza demasiado sombría, demasiado desnuda o, en el caso del retrato más reciente del rey Carlos III, demasiado rojos.
Carlos aparece envuelto en una nube de carmesí, rosa intenso y fucsia en el cuadro presentado el martes.
En una entrevista con The New York Times el mes pasado, el artista Jonathan Yeo reveló que conoció a su retratado en cuatro sesiones, que comenzaron cuando Carlos aún era príncipe de Gales en 2021 y continuaron después de su coronación en mayo del año pasado.
“La edad y la experiencia le sentaban bien”, dijo Yeo. “Su semblante cambió definitivamente después de convertirse en rey”.
“Vida y muerte, líneas de sangre y damasco. Maravilloso”, escribió Jonathan Foyle, un académico británico, en las redes sociales. Pero no todo el mundo estaba tan impresionado.
Un usuario de redes sociales dijo que el rey parecía «arder en el infierno» en la pintura. Otros dijeron que la obra se parecía al retrato poseído de la película Cazafantasmas 2, de 1989, en la que un fantasma poseía a un tirano medieval.
¿Qué dice la critica?
“¿Alguna vez el retrato de un monarca británico de sangre azul ha sido tan rosa?”, escribió Laura Freeman, crítica de arte jefa de The Times of London. Aunque alabó el rostro (“maravillosamente hecho”), diciendo que Yeo merecía un título de caballero por ello, añadió: “y merece ser llevado a la Torre por el fondo, a esperar una espeluznante ejecución”.
Finalmente, Alastair Sooke, un crítico de arte del Daily Telegraph, dijo que «pintar a un monarca es una de las tareas artísticas más difíciles» y llegó a la conclusión de que el retrato «será recordado por su fluorescencia».
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