Creaba perros de dos cabezas: este es el experimento de un científico soviético

Vladímir Démijov: El polémico pionero de los trasplantes y sus perros de dos cabezas

El nombre de Vladímir Démijov no es ampliamente conocido, pero su impacto en el campo de la medicina moderna es innegable. Este científico soviético, nacido en 1916 en una familia campesina, fue uno de los pioneros más influyentes en la historia de los trasplantes de órganos, aunque su legado ha sido marcado tanto por sus notables avances como por sus controvertidos experimentos.

El legado de un visionario

Vladímir Démijov se graduó con honores en Biología en la Universidad Estatal de Moscú en 1940 y pronto comenzó a trabajar en una serie de experimentos que cambiarían el curso de la medicina. Fue el creador del primer dispositivo mecánico de asistencia cardíaca en 1937, y realizó los primeros trasplantes exitosos de corazón y pulmón en mamíferos en 1946. Estos logros abrieron el camino para la práctica moderna de los trasplantes, un procedimiento que hoy en día salva innumerables vidas.

Démijov también realizó la primera operación de bypass de la arteria coronaria y el primer trasplante de hígado, y acuñó el término «trasplantología» en su monografía publicada en 1962, que se convirtió en la primera y única referencia en su campo durante mucho tiempo.

El doctor Christian Barnard, quien realizó el primer trasplante de corazón humano exitoso del mundo en 1967, llegó a referirse a Démijov como el «padre del trasplante de corazón y pulmón», subrayando la influencia fundamental que tuvo en la medicina.

Los perros de dos cabezas: el lado oscuro de su legado

Sin embargo, los experimentos de Démijov no fueron siempre recibidos con el mismo respeto. Su trabajo más controvertido fue la creación de perros de dos cabezas, un experimento que realizó en 1959 y que dejó al mundo en estado de shock. En ese año, el doctor Démijov invitó a un fotógrafo de LIFE Magazine, Howard Zochurek, a presenciar uno de estos procedimientos.

En la operación, Démijov y su asistente, el doctor Vladimir Goriainov, unieron la cabeza de una perra llamada Shavka al cuerpo de otro perro, Brodyaga. Las fotos en blanco y negro publicadas en la revista mostraron el resultado espeluznante: un perro con dos cabezas, que vivió durante cuatro días. Este no fue el primer experimento de este tipo para Démijov; ya había realizado 23 intentos previos, con uno de los perros sobreviviendo hasta 29 días.

El renombrado cirujano cardiotorácico Igor Konstantinov, quien ha estudiado el trabajo de Démijov, expresó su pesar por estas imágenes. «Siento emociones encontradas cuando veo las imágenes porque son animales que, en términos simples, fueron torturados», confesó en una entrevista con la BBC. A pesar de los métodos cuestionables, Konstantinov reconoció que Démijov estaba motivado por un objetivo más amplio: demostrar que los trasplantes de tejidos y órganos sanos eran posibles, algo que con el tiempo se convirtió en una práctica común.

El reconocimiento y la controversia

A pesar de sus contribuciones revolucionarias, Démijov fue considerado un charlatán por las autoridades soviéticas, y sus experimentos fueron prohibidos. Sin embargo, continuó su trabajo bajo la protección del ejército ruso, específicamente en el Departamento de Cirugía dirigido por Alexander Vishnevsky, el cirujano jefe del ejército soviético. A pesar de esto, Démijov fue prácticamente desconocido en su país durante muchos años, y su nombre apenas se mencionaba en la comunidad médica soviética.

No fue sino hasta después de su muerte en 1998, a la edad de 82 años, que Démijov comenzó a recibir el reconocimiento que merecía. En el año de su fallecimiento, fue honrado en Rusia con la Orden por los Servicios a la Patria, un reconocimiento tardío pero significativo a su legado.

Un legado complejo

El trabajo de Vladímir Démijov sigue siendo un tema de debate. Aunque sus experimentos con perros de dos cabezas fueron considerados grotescos por muchos, no se puede negar que sus avances en el campo de la trasplantología allanaron el camino para los trasplantes de órganos que hoy salvan millones de vidas. Su capacidad para desafiar los límites de lo posible y su visión de un futuro en el que los trasplantes eran una realidad, no solo lo convierten en un pionero, sino también en una figura clave en la historia de la medicina.

«Todo lo que hizo fue por el bien de los pacientes y muchos, muchos pacientes del mundo, directa o indirectamente, se beneficiaron de sus experimentos muy, muy pioneros», concluyó Konstantinov. Aunque su enfoque fue controvertido, el impacto de Démijov en la medicina moderna es innegable, y su nombre merece ser recordado como uno de los grandes innovadores en la historia de la cirugía experimental.