La crisis de seguridad de la empresa Boeing ha sumado un nuevo incidente, al reportarse que el vuelo LA800, operado por Latam, que cubría la ruta Sídney-Auckland, en Australia, terminara en emergencia tras lo que la aerolínea describió como un “fuerte movimiento”, provocando heridas en varios pasajeros.
Inmediatamente, la fábrica de aviación revisó los asientos de la cabina de los 787 Dreamliners, según documentos en poder del medio ‘Wall Street Journal‘.
Boeing sugirió una inspección de las sillas de estos aviones para encontrar cubiertas sueltas en los interruptores, pues funcionarios de la empresa estadounidense en carácter de anonimato, que han sido citados por el Journal, indicaron que el hecho ocurrió cuando una azafata que servía la comida, presionara un interruptor en el asiento del piloto, empujándolo hacia los controles.
Investigación
“La investigación del vuelo LA800 está en curso y remitimos a las autoridades de investigación cualquier posible hallazgo. Hemos tomado la medida de precaución de recordar a 787 operadores, un boletín de servicio emitido en 2017 que incluía instrucciones para inspeccionar y mantener los interruptores en los asientos de la cabina de vuelo. Recomendamos a los operadores realizar una inspección en la próxima oportunidad de mantenimiento”, comentó Boeing en un memorándum emitido a última hora del jueves (14 de marzo), que compartió el periódico estadounidense.
El pasajero Brian Jokat informó a CNN que se despertó cuando el avión «cayó instantáneamente desde 500 pies». Al aterrizar, mencionó que el piloto le informó que los medidores «se quedaron en blanco» y que «durante ese breve momento no pudo controlar nada». 263 personas viajaban en el vuelo, además de nueve tripulantes de cabina y de mando. El movimiento llevó a 13 personas al Hospital Middlemore. Como se esperaba, el avión llegó a Auckland a las 4:26 p. m., hora local. El vuelo tenía como destino final Santiago de Chile.
Durante un vuelo de Alaska Airlines el 9 de enero, un panel de cabina se reventó en un avión 737 Max, lo que agravó aún más la crisis de seguridad de Boeing. Los reguladores han dejado en tierra 171 aviones de este tipo durante varias semanas y están realizando inspecciones.
Según Dave Calhoun, el director ejecutivo de la empresa, se enfrenta a un «serio desafío» para recuperar la confianza de los funcionarios y las aerolíneas. Agregó que «está lista» para respaldar una investigación sobre el incidente más reciente en Latam.
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