El pingüino rey (Aptenodytes patagonicus) se distingue por ser la segunda especie más grande entre los pingüinos, quedando únicamente por debajo de los emperadores (Aptenodytes forsteri).
Se trata de un ave que mayormente habita en la Antártida, pero que durante ciertos períodos del año migra hacia islas del sur en busca de alimento cuando las temperaturas disminuyen en las aguas antárticas.
Al igual que la mayoría de los pingüinos, se caracteriza por su plumaje corto y muy denso, lo cual le proporciona protección contra las bajas temperaturas. Su espalda, las partes exteriores de sus alas, patas, cola y la parte posterior de su cabeza presentan el característico color negro, mientras que sus muslos y toda la parte frontal de su torso exhiben un pelaje blanco. Además, cerca del cuello muestra una coloración naranja que se extiende hacia las orejas y parte de su pico.
No obstante, un fotógrafo de naturaleza logró capturar con su cámara a un individuo peculiar de esta especie. Se trata de un pingüino cuyo pelaje exhibe tonos principalmente blancos y amarillos. A pesar de compartir su entorno con otros miembros de su especie, este animal se destacaba fácilmente entre ellos debido a su apariencia única.
Se trata de un animal con una condición conocida como leucismo, resultado de una mutación genética causada por un gen recesivo. Este gen es responsable de la producción de melanina, que otorga color al pelaje, plumaje o piel. En este caso particular, debido a la mutación de dicho gen, el plumaje del pingüino, que normalmente sería negro, adquirió tonos entre blanco y amarillo.
Estas son las imágenes captadas por el fotógrafo Yves Adams en una isla de Georgia del Sur, ubicada cerca de América y bajo jurisdicción del Reino Unido.