El pasado octubre, las autoridades arrestaron a Ina Thea Kenoyer bajo la sospecha de haber asesinado a su novio. El hallazgo de una botella de Windex llena con una sustancia que los investigadores creyeron ser anticongelante en la sala de estar de la pareja fue crucial para la investigación policial.
Según la revista People, Kenoyer estaba convencida de que su pareja heredaría una suma considerable, estimada en 30 millones de dólares. Sin embargo, poco después descubrió que todo era parte de una estafa. Ahora, enfrenta cargos que podrían llevarla a cumplir cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, según informes de medios estadounidenses.
Después de hablar con los amigos de Riley, las autoridades se enteraron de que Kenoyer había hablado previamente de envenenar a su novio con anticongelante. Luego, el forense analizó su ingrediente clave y encontró niveles tóxicos de etilenglicol en su sistema. Pero Kenoyer sostuvo que su novio había estado bebiendo durante todo el día y había sufrido un golpe de calor.
La policía en un comunicado de prensa dijo que el móvil del asesinato fue económico. El documento de arresto también reveló que Steven Edward Riley Jr. había planeado dejar a su novia de aproximadamente una década.
Durante el interrogatorio de la policía, Kenoyer afirmó que Riley había estado bebiendo durante el día y había sufrido un golpe de calor. También planteó varias teorías sobre los síntomas del golpe de calor que imitan el envenenamiento e incluso se refirió a la búsqueda en Google para respaldar sus afirmaciones. Incluso afirmó que Riley había fumado un cigarrillo que se había caído en una solución anticongelante.
Sin embargo, se derrumbó cuando le dijeron que el estado no la reconocería como su esposa de hecho después de sus afirmaciones de que era la esposa de hecho de Riley, y dijo que planeaba dividir su nueva herencia con su hijo. Finalmente, confesó que le había echado anticongelante al té de Riley antes de su reunión con el abogado.
En el 2016, La Corte Constitucional en Colombia resolvió el sorprendente caso de una viuda que había heredado la pensión de su difunto esposo, pese a haber participado en su asesinato.
Ese alto tribunal ordenó que la totalidad de la mesada fuera transferida al acudiente de los dos niños menores de edad que quedaron huérfanos de padre, entre otras cosas, por culpa de su propia madre.