Un hombre solía tener una riqueza infinita, ya que poseía todo el oro que deseaba y muchos más. A pesar de que esto sucedió hace unos siglos, su fortuna no es tan grande como la de Elon Musk o Bill Gates en la actualidad.
Esta persona era Musa I, también conocido como Mansa Musa, el legendario gobernante del imperio de Mali en el siglo XIV, quien ha sido conocido a lo largo de los años como la persona más rica de la historia.
En aquel entonces, sus territorios incluían tres de los mayores yacimientos de oro del continente y controlaban una gran parte de África occidental. Según el portal de historia de ‘National Geographic‘, su gran riqueza lo convirtió en una figura emblemática de la riqueza y el poder, lo que le permitió tener una fortuna casi infinita.
Según la revista ‘Celebrity Net Worth‘, la riqueza de Mansa Musa probablemente supere los 400.000 millones de dólares actuales, superando con creces a los magnates modernos como Jeff Bezos (213.000 millones de dólares) y Elon Musk (179.000 millones de dólares). No obstante, es importante destacar que esta evaluación se basa en historias que podrían haber sido exageradas, así como en el valor relativo de su riqueza en comparación con la situación actual.
Su imperio de un millón de kilómetros cuadrados se extendía por los territorios que actualmente pertenecen a: el sur de Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea, Malí, Burkina Faso, Níger, el sur de Argelia y Chad. En estas tierras, Mansa Musa llegó a reunir hasta 50 millones de súbditos, en un contexto donde se estipulaba había entre 360 y 432 millones de personas en el mundo.
¿Quién era Mansa Musa?
Mansa Musa es considerado como el hombre más rico de la historia, con mucha diferencia de los millonarios actuales a pesar de que su vida fue hace siglos. El histórico magnate se desarrolló durante el siglo XIV, cuando se convirtió en el principal productor y comerciante de oro y sal desde África Occidental hasta el Mediterráneo.
La riqueza del hombre rico de Malí parece estar en conflicto con la perspectiva occidental de la historia, ya que la mayoría de los historiadores se enfocaron en Europa y Oriente Medio. Cuando intentaron descubrir el valor del oro de las cruzadas y las guerras religiosas, ignoraron África, donde se originó más del 50% del oro de estas batallas provenientes del Imperio de Malí.
Se estipula que el magnate del oro nació alrededor del año 1280 en una familia con fortunas similares a reyes. La historiadora Kathleen Bickford Berzock describió en su libro Caravanas de oro, fragmentos en el tiempo: arte, cultura y comercio a través de la África Sahariana Medieval que: “por cada pepita de oro extraída había que entregar otra de igual peso al rey de una tierra plagada de minas”.
En 1312, Mansa Musa alcanzó una posición similar a la de vicepresidente, pero ascendió al primer puesto después de que el mansa Abubakari II se aventurara en una expedición del Mar Atlántico con más de 2 mil barcos, que nunca regresaron. La aventura de Abubakari II llegó a desembarcar en Brasil, en la región de Recife, según muchos historiadores.
Gus Casely-Hayford, historiador cultural de King’s College de Londres, señala el inicio del nuevo mando de Mansa Musa, mencionando que sugirió convertir Tombuctú en la nueva capital cultural de su imperio. Lideró de manera radical y promovió el uso de la escritura árabe para mejorar los sistemas de registro de la tradición oral en su país, los cuales ya estaban avanzados. Buscó convertir a esta ciudad en un importante centro de conocimiento y atrajo a intelectuales de todo el continente africano.
Para unificar el Reino de Mali, de más de un millón de kilómetros cuadrados y que abarcaba a diferentes pueblos y leguas, apostó por el poder militar pero lo mezcló con cambios para que sus ciudadanos se sientan como parte de algo más grande. Se permitieron los esclavos, lo que otorgó tiempo libre a sus ciudadanos para formarse académicamente y también se instituyó el islam como la religión de su país, respetando las creencias animistas y de brujería de sus súbditos
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