Un juez sentenció el lunes a Kristel Candelario quien residía en el estado de Ohio, marcando un capítulo final en un caso tan sombrío que los investigadores involucrados lo describieron como el más horrible que han presenciado en sus carreras. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, incluida la sargento de policía de Cleveland Teresa Gómez, lucharon por contener las lágrimas mientras escribían sobre la condición del bebé.
«Este es un caso que lo tendremos grabado en nuestras mentes y en nuestros corazones para siempre», agregó Gómez durante la sentencia. La fiscal adjunta del condado de Cuyahoga, Anna Faraglia, presentó un video de seguridad que mostraba a la madre cargando su maleta en un automóvil el 6 de junio y regresando a casa el 16 de junio. Minutos después de su regreso, Candelario llamó al 911.
«Por favor, necesito ayuda», se lamentó en una llamada al 911 reproducida durante la sentencia. «Por favor, por favor, ayúdame. Mi hija se está muriendo». Candelario había vestido a Jailyn con un traje limpio antes de que llegaran los servicios de emergencia, según el fiscal. Pero el cambio de ropa no ocultó los horrores por los que había pasado la niña, y la sollozante historia de Candelario empezó a desmoronarse.
Faraglia dijo que Jailyn fue encontrada acostada sobre un colchón cubierta de orina y heces. «Los animales cuidan mejor a sus crías», afirmó. La niña estaba demacrada, con los ojos hundidos, labios secos y materia fecal en la boca y las uñas. Pesaba 3 kilos menos que en su última visita al médico dos meses antes, dijo Mooney.
Los llantos de Jailyn resonaron en las calles de Cleveland en plena noche. Pero nadie acudía en su ayuda. Su madre, Kristel Candelario, estaba de vacaciones de verano por 10 días y había dejado a Jailyn sola en un corral para niños con algunas botellas de leche, según los fiscales.
La cámara del timbre de un vecino captó los frecuentes llantos de la niña de 16 meses, incluido uno alrededor de la 1 a. m., dos días después de que su madre se fuera.
Pero Candelario estaba a cientos de kilómetros de distancia, en Puerto Rico, con un amigo, dijeron las autoridades. Después de unos días en la playa y otra parada en Detroit, regresó a casa el 16 de junio del año pasado y encontró a su hija muerta. Había estado fuera durante unos 10 días. Candelario se declaró culpable el mes pasado de un cargo de homicidio agravado y un cargo de poner en peligro a un niño.
En su declaración durante la sentencia del lunes, la patóloga forense Elizabeth Mooney compartió en un tribunal de Cleveland que los niños experimentan ansiedad por separación extrema entre los nueve y los 18 meses. Mooney relató los angustiantes últimos días de Jailyn.
“El dolor y el sufrimiento que soportó no duraron solo horas, ni días, sino posiblemente incluso una semana”, dijo Mooney, luchando por contener las lágrimas.
«Este sentimiento de abandono durante días, junto con el dolor del hambre y la sed extrema, es un tipo de sufrimiento que no creo que ninguno de nosotros pueda comprender completamente». comentó.
Los padres de Candelario pidieron clemencia al juez. En una declaración preparada, su madre, Ketty Torres, dijo que su hija había luchado contra problemas de salud, incluidas enfermedades mentales y desmayos. Cuando su hija dejó de tomar medicamentos, su depresión y ansiedad empeoraron y contribuyeron a su incapacidad para tomar decisiones acertadas, añadió.
Torres dijo que la familia no estaba al tanto de lo que estaba pasando. Candelario dijo al tribunal que ora diariamente pidiendo perdón y agregó que cree que Dios y Jailyn la han perdonado. “No estoy tratando de justificar mis acciones, pero nadie sabía cuánto estaba sufriendo y por lo que estaba pasando”, dijo.
El juez del Tribunal de Apelaciones Comunes del condado de Cuyahoga, Brendan Sheehan, la amonestó mientras dictaba la sentencia. Hablando con severidad, dijo que Candelario dejó a su hija “atrapada en una pequeña prisión” durante días mientras ella pasaba un buen rato.
“El vínculo entre una madre y un hijo es uno de los vínculos más puros y sagrados. Es una relación basada en el amor, la confianza y la protección inquebrantable cometiste el máximo acto de traición”, dijo Sheehan.
“Esa pequeña bebé perseveró, esperando que alguien la salvara. Y podrías haberlo hecho con una simple llamada telefónica. En cambio, veo fotos tuyas en la playa mientras tu hija comía sus propias heces en un intento por sobrevivir”. El juez la condenó a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
“Así como no dejaste a Jailyn salir de su confinamiento hasta que murió, también debes pasar el resto de tu vida en una celda sin libertad”, dijo Sheehan. «La única diferencia es que en la prisión al menos te alimentarán».
En la sentencia, el detective principal T.J. Powell dijo que Jailyn nunca será olvidada. Su voz tembló al leer un poema en su memoria:
J es por la justicia que se recibirá hoy. A es por las alas de ángel que ganó ese terrible día.
I es por la repetición incremental de suspenso por una… muerte que claramente no tiene sentido.
L es por el desamor (love, amor en inglés) estando sola durante 11 días.
Y es por una vida joven (young, en inglés) que le fue arrebatada.
N es para la nueva vida eterna que Jailyn obtuvo ese día. Ningún niño debería morir jamás de esta manera.