Según los expertos, con la captura del fundador del cártel de Sinaloa Ismael «Mayo» Zambada, la colaboración contra las drogas entre México y Estados Unidos se vería afectada aún más. El gobierno mexicano estaba molesto porque Washington marginó a su vecino del operativo.
Zambada y Joaquín Guzmán López (38 años), uno de los hijos de Joaquín «Chapo» Guzmán, fueron arrestados el jueves después de que su avión privado aterrizara en un aeropuerto de El Paso (Texas).
Con el piloto y otro tripulante, la aeronave partió de Hermosillo (norte) en México con destino a un aeropuerto cercano de El Paso. Las circunstancias en las que enfrentaron los líderes son ignoradas.
Los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador destacaron este viernes que esta fue una captura legendaria, ya que el narcotraficante no había estado en una prisión antes, y que se entregó o fue traicionado por sus compañeros.
Mike Vigil, un agente veterano de la DEA asignado a México en varios períodos desde la década de 1970, cree que el hijo del Chapo, quien le habría dado la impresión de que irían a revisar pistas aéreas clandestinas, como indican medios estadounidenses citando fuentes oficiales, podría haber entregado a Zambada.
López Obrador, quien solicitó a Estados Unidos un «informe completo» sobre el arresto para que haya «transparencia», afirmó que las autoridades mexicanas no fueron informadas. Después de que el exsecretario de Defensa mexicano, Salvador Cienfuegos, fuera arrestado en Los Ángeles por presuntos vínculos con el narcotráfico, el líder aclaró que no existe «desconfianza» entre ambos gobiernos.
Daño en las relaciones entre México y Estados Unidos
Tras un pacto entre los dos gobiernos, Cienfuegos fue liberado a principios de 2021. Sin embargo, después del suceso, López Obrador estableció regulaciones que limitaron el funcionamiento de agencias de seguridad extranjeras como la DEA, a las que acusa de haber fracasado en su plan antidrogas.
“Las relaciones ya están muy dañadas. No creo que se puedan dañar más”, dijo Vigil a la AFP.
Falko Ernst, analista para México del International Crisis Group, afirmó a la AFP que los Estados Unidos enfrentan un «alto costo» debido a esta situación, ya que «solo se pueden resolver los problemas si ambas partes colaboran».
La DEA según el presidente mexicano está detrás de publicaciones «calumniosas», que se difundieron durante la campaña presidencial reciente y que mencionan una supuesta reunión entre Zambada y un colaborador suyo antes de que López Obrador asumiera el poder en 2018.
La DEA afirma que «hay mucho más trabajo por hacer» desde México para combatir a los grupos criminales que producen fentanilo, un opiáceo potente que causa la muerte de decenas de miles de personas cada año en los Estados Unidos.
Según Vigil, los conflictos entre Zambada y una facción del cártel de Sinaloa encabezada por otros dos hijos del Chapó, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán, fueron la razón por la cual Washington evitó informar a México para evitar que la operación esté en peligro.
Sostuvo: “Si se comunica a México, esa información se puede comprometer en un minuto”.
Pasividad y más violencia en México
Sus oponentes acusan a López Obrador de no actuar en contra del narcotráfico debido a su propuesta de abordar las causas fundamentales del problema, como la pobreza, en lugar de la guerra.
Desde la declaración de la guerra al narco con participación militar en 2006, México ha sufrido más de 450.000 asesinatos y unos 100.000 desaparecidos, a pesar de ese enfoque cuyo lema es «abrazos, no balazos».
Sin embargo, la embajada de Estados Unidos en México reconoció este viernes que durante el mandato de López Obrador, que concluirá el 1 de octubre, se han extraditado destacados líderes como Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, quien a su vez ha sido condenado a cadena perpetua en el país vecino.
El experto de Crisis Group advierte que la captura de Zambada, una figura respetada en el bajo mundo, provocará una mayor fragmentación del crimen organizado, como suele ocurrir después de la captura de los líderes de la droga.
Ernst explica que la atomización dificulta aún más el control del tráfico, ya que actualmente hay alrededor de 200 actores armados en México, según sus cálculos.
El investigador indica que se prevé un aumento de las batallas entre las facciones del cártel de Sinaloa y estas contra grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes buscarán aprovechar el desplome.
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