Ecuador encierra a Jorge Glas en una cárcel de máxima seguridad ante la indignación internacional por el asalto a la embajada de México

El exvicepresidente Jorge Blas, es sin duda el protagonista absoluto de una tensa crisis que están viviendo tras el ingreso a la embajada mexicana en Quito por parte de las autoridades ecuatorianas para su arresto, desencadenándose una crisis de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador que amenaza con extenderse a Latinoamérica.

Considerado uno de los político ecuatorianos más poderosos en los últimos 20 años y ser el funcionario más cercano de dos expresidentes (Rafael Correa y Lenin Moreno), actualmente ya en manos de la justicia de su país guarda prisión.

Fue una pieza clave en el manejo del petróleo en Ecuador alcanzando un nivel vertiginoso de desarrollo gracias a los precios del crudo.

Un rostro carismático

Fue una de las caras más visibles del movimiento que se generó alrededor de Correa, un líder populista y carismático que aseguraba que conducía a su país a un socialismo del siglo XXI. Sin embargo, Glas cayó en desgracia por tres casos de corrupción en los que lo involucra la Fiscalía.

Él cree que es una persecución judicial de sus adversarios, quienes ahora están en el poder. Debido a esto, buscó asilo en la Embajada de México en Quito desde el 17 de diciembre, con la intención de obtener el estatus de refugiado político.

Este estatus finalmente se le concedió el viernes, horas antes de ser sacado por la fuerza de la legación diplomática. Este ha sido el inicio de una confusión diplomática de alto vuelo que ha enfurecido a los Estados Unidos.

Glas tenía fe en tener acceso a un lugar seguro, alejado de la fuerza de la ley, similar al de Correa, quien se encuentra en una prisión en Bélgica. Sin embargo, la protección del exvicepresidente era ilusoria. La noche del viernes, la policía ecuatoriana, bajo las órdenes del presidente Daniel Noboa, rodeó la Embajada de México y, tras una hora de tensión y confusión, comenzó un asalto.


Los agentes derribaron las puertas y verjas que dan acceso al jardín y buscaron dentro del edificio hasta que encontraron a Glas, quien quedó perplejo al ser capturado y al violento procedimiento con el que lo llevaron. Los agentes sacaron a Roberto Canseco, el líder de la sección consular mexicana, de en medio, cuando intentó detenerlos por si solo.

El diplomático acabó por los suelos, desesperado e impotente, y vio cómo una caravana de camionetas con cristales tintados se llevó a Glas. Su tiempo en libertad había terminado.

Nuevo gobierno

El político, que conquistó a Noboa con un discurso empresarial dirigido a los mileniales y que quería demostrar que el socialismo ecuatoriano estaba muerto, rechazó ser el candidato del correísmo en las elecciones presidenciales de 2023. Glas ha sido encarcelado bajo siete llaves por el Gobierno, después de pasar la noche en la Unidad de Flagrancia de la Fiscalía en la capital, Quito.


Al amanecer, fue llevado en un avión de la fuerza aérea a Guayaquil, donde lo esperaba un grupo de policías y militares para llevarlo a La Roca, un centro de detención de alta seguridad.

El exvicepresidente fue tratado como un delincuente peligroso que podía escapar en cualquier momento. Fue sometido a una evaluación médica dentro de las prisiones.

En fotografías publicadas por el Gobierno, se puede observar cómo ingresó a la prisión con un tono apesadumbrado, amarres en sus manos, un chándal y una sudadera gris, mientras es acompañado por un oficial de policía del brazo.

La Roca alberga a cien reclusos, cada uno de los cuales vive en una celda independiente. Hace unos meses, recibió a los líderes de las pandillas que Noboa ha declarado la guerra después de una crisis de seguridad interna.

Una declaratoria presidencial permitió a los soldados ocuparse de la seguridad en las calles y tomar el control en las cárceles.

El presidente, de solo 36 años, aplica las recetas de mano dura al modo de Nayib Bukele en El Salvador. Esta violación de la soberanía mexicana pone por encima la seguridad interior y el castigo severo a quienes violan las leyes que el respeto a los derechos humanos, reseña diario ‘El País‘ de España.

Repercusiones

México ha sido sorprendido por esta medida de fuerza. El Gobierno de México había solicitado un permiso de paso a Ecuador horas antes del ataque para que Glas pudiera abordar un avión en dirección a Ciudad de México. Después del uso de la fuerza, el líder de México, Andrés López Obrador, decidió romper las relaciones con Quito al considerar que se trataba de una «violación evidente del derecho internacional». Hasta el momento, solo Nicaragua ha seguido el ejemplo del Ejecutivo mexicano.

Este sábado, Alicia Bárcena, la canciller mexicana, ha destacado que las aerolíneas comerciales han sacado al personal diplomático del país por orden del presidente. Esta operación ha sido respaldada por embajadas cercanas.

Este sábado, López Obrador expresó su gratitud hacia la comunidad regional, quien ha expresado su condena al ataque y la violación de los tratados internacionales. Además, el líder ha exhortado a los ciudadanos mexicanos a «actuar con mucha precaución» y abstenerse de «caos y provocaciones».

Algunos simpatizantes de su Administración han convocado a una protesta afuera de la Embajada de Ecuador en Ciudad de México. La encargada mexicana de Interior ha desaconsejado asistir al sitio para evitar que suba la presión.

La repudia regional al asalto ha sido casi unánime. La Organización de los Estados Americanos (OEA), el presidente colombiano, Gustavo Petro; el chileno, Gabriel Boric; e incluso el argentino, Javier Milei, que ha tenido intercambios de palabras subidos de tono con López Obrador, se han puesto del lado mexicano y han denunciado la flagrante violación al derecho internacional cometida por Ecuador.

En la región , la presidenta hondureña, Xiomara Castro, condenó el ingreso a la sede diplomática mexicana por parte de las fuerzas de seguridad ecuatorianas.

Además como presidenta pro tempore de la La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) convocó de carácter urgente a la Troika de la CELAC a niveles de Cancillerías y posteriormente al máximo nivel presidencial en una fecha que se anunciará.

En el centro de todo se encuentra Glas, quien ha sido objeto de dos acusaciones. Después de que sus abogados obtuvieran medidas cautelares, fue liberado después de cinco años de prisión.
La Corte Constitucional anuló la última opción, lo que significa que deberá ingresar a la prisión por un período de ocho años adicionales. También incluye un caso de peculado, o malversación de fondos, en el que un juez solicitó la prisión preventiva.

Para evitar enfrentar una nueva condena, decidió establecerse en la Embajada de México, que lo considera un perseguidor político.

Por otro lado, Ecuador lo considera un delincuente y por eso lo ha buscado minuciosamente, lo que ha generado una disputa global. La trayectoria de Jorge Glas ha afectado negativamente la armonía entre dos naciones.