El 30% de los adolescentes tiene sexo sin protección

Disminuye el uso del preservativo entre adolescentes: Riesgos y preocupaciones, según la OMS

Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela una preocupante tendencia entre los adolescentes de Europa: el uso del preservativo ha disminuido significativamente en los últimos años, aumentando el riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos no deseados. Según los datos publicados en el estudio «Health Behaviour in School-aged Children» (HBSC), que encuestó a más de 242.000 adolescentes de 15 años en 42 países, un 30% de los jóvenes no usaron métodos anticonceptivos en su última relación sexual.

Cifras alarmantes sobre el uso de anticonceptivos

El estudio muestra que la proporción de adolescentes sexualmente activos que utilizaron preservativo durante su última relación sexual disminuyó del 70% al 61% entre los niños, y del 63% al 57% entre las niñas entre 2014 y 2022. Estos datos indican una preocupante tendencia a mantener relaciones sexuales sin protección, lo que, según la OMS, pone a los adolescentes en un mayor riesgo de contraer ITS y enfrentar embarazos no deseados.

Además, casi un tercio de los adolescentes (30%) no utilizaron ni preservativo ni píldora anticonceptiva en su última relación sexual. Este porcentaje ha permanecido relativamente estable desde 2018, lo que resalta la necesidad de una intervención urgente.

Diferencias socioeconómicas y sus efectos

El informe también pone de manifiesto las desigualdades socioeconómicas en el acceso a métodos anticonceptivos. Los adolescentes provenientes de familias con bajos ingresos tienen más probabilidades de no usar anticonceptivos en comparación con aquellos de familias más acomodadas (33% frente a 25%). Este factor sugiere una brecha en la educación sexual y el acceso a los recursos necesarios para una salud sexual adecuada.

En cuanto al uso de la píldora anticonceptiva, las cifras se mantuvieron estables entre 2014 y 2022, con un 26% de los jóvenes informando que ellos o sus parejas usaron este método en su última relación sexual.

Consecuencias y falta de educación sexual integral

El informe de la OMS advierte que la disminución del uso del preservativo y otros métodos anticonceptivos conlleva consecuencias graves, no solo para la salud física de los adolescentes, sino también para su bienestar emocional y sus oportunidades futuras. Los embarazos no deseados, abortos inseguros y el aumento de ITS son algunos de los resultados negativos que podrían intensificarse si no se toman medidas.

El doctor Hans Henri P. Kluge, director regional de la OMS para Europa, subraya la falta de educación sexual integral como uno de los factores principales detrás de esta tendencia. “En muchos países, la educación sexual adecuada y adaptada a la edad sigue siendo deficiente, y en algunos casos, se la ha atacado bajo la falsa premisa de que fomenta el comportamiento sexual, cuando en realidad, empoderar a los jóvenes con la información adecuada conduce a decisiones responsables y mejores resultados de salud”, comentó.

La importancia de la educación y el apoyo adecuado

El informe concluye que es fundamental que los gobiernos inviertan en programas educativos y políticas que promuevan la salud sexual de los adolescentes. La doctora Margreet de Looze, de la Universidad de Utrecht y coautora del informe, sostiene que «los adolescentes merecen tener el conocimiento y los recursos necesarios para tomar decisiones informadas sobre su salud sexual».

El doctor András Költo, autor principal del informe y miembro de la Universidad de Galway, enfatiza que la educación sexual no solo debe brindar información, sino también proporcionar espacios seguros para que los jóvenes discutan temas como el consentimiento, la identidad de género y la orientación sexual.

Un llamado a la acción

El informe de la OMS subraya la necesidad urgente de intervenciones específicas para revertir esta tendencia. Se requiere una acción inmediata para promover el uso del preservativo y otros métodos anticonceptivos entre los adolescentes, a fin de reducir los riesgos asociados con las relaciones sexuales sin protección.

«Tenemos la evidencia y las herramientas para mejorar los resultados de salud sexual de los adolescentes», concluye la doctora De Looze, «pero necesitamos la voluntad política y los recursos necesarios para hacerlo».

Este informe debería servir como un llamado de atención para que gobiernos, autoridades educativas y organizaciones de la sociedad civil implementen cambios que protejan y promuevan el bienestar sexual de los jóvenes.