Las excentricidades del portaaviones que puede transportar más de 90 aviones

El portaaviones USS George Washington, conocido por su capacidad para transportar más de 90 aviones de guerra, ha dejado una impresión imborrable en su reciente participación en la operación ‘Southern Seas’ en Sudamérica. Este gigante del mar, parte de la flota estadounidense y con base en la serie “Nimitz”, destacó por su despliegue y las comodidades que ofrece a sus 5.000 tripulantes.

Durante su travesía por más de 10.000 millas náuticas, el George Washington visitó países como Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Colombia, demostrando su capacidad operativa y su rol crucial en ejercicios navales y aéreos internacionales.

Comodidades a bordo

Con 20 cubiertas y una variedad impresionante de servicios, el portaaviones alberga desde un Starbucks en altamar para satisfacer los gustos de café de la tripulación, hasta tres gimnasios, capillas para cuatro religiones diferentes, y una tienda donde los tripulantes pueden adquirir diversos productos.

Destaca también una imprenta que produce una revista semanal para mantener informada a la tripulación, así como un comedor que opera las 24 horas del día, donde se rinde homenaje a los héroes caídos con una silla solitaria adornada con símbolos patrióticos.

Historia y capacidad

El USS George Washington es parte de los portaaviones nucleares más grandes y poderosos de Estados Unidos, con un peso que supera las 100 mil toneladas y una eslora de 332,8 metros. Forma parte de una serie de 11 portaaviones de la clase “Nimitz”, simbolizando el poderío naval de la nación.

Participación en ‘Southern Seas’ 2024

Durante esta edición de ‘Southern Seas’, el portaaviones no solo acogió a 29 oficiales de 12 países, sino que también realizó operaciones conjuntas y demostraciones de fuerza, fortaleciendo la cooperación naval y aérea en la región sudamericana.

El USS George Washington no solo es una ciudad flotante con capacidades militares sin igual, sino también un símbolo del compromiso de Estados Unidos con la seguridad regional y la cooperación internacional en el ámbito naval.

El paso de este coloso por Sudamérica no solo dejó una marca en los países visitados, sino que reafirmó su posición como un actor clave en la estabilidad y defensa global.