En un suceso impactante que ha conmocionado a Australia y ha sido noticia en todo el mundo, Elizabeth Struhs, una niña de ocho años con diabetes tipo 1, falleció después de que sus padres le negaran el tratamiento de insulina necesario para su supervivencia, debido a sus creencias religiosas.
Este trágico suceso que ocurrió en enero de 2022 se ha convertido en un caso emblemático que plantea cuestiones importantes sobre la interacción entre la fe religiosa y la necesidad de atención médica adecuada.
De acuerdo con informes publicados por The Guardian y la BBC, Elizabeth Struhs se retiró de su tratamiento de insulina el 3 de enero de 2022.
Sus padres, Jason Richard Struhs y Kerrie Elizabeth Struhs, junto con miembros de su grupo religioso llamado «Los Santos», optaron por rezar por su curación en lugar de buscar atención médica durante los siguientes seis días. La decisión provocó un deterioro rápido y severo de la salud de la niña, que experimentó vómitos, dolor intenso y finalmente perdió la conciencia.
Elizabeth fue encontrada muerta en su hogar en Toowoomba, Australia, el 7 de enero de 2022.
En el suelo de la sala de estar, su cuerpo yacía sobre un colchón, una escena que ha dejado una marca profunda en la comunidad y ha provocado una serie de procedimientos judiciales.
La niña, que tenía diabetes tipo 1, falleció de cetoacidosis diabética, una condición en la que los niveles de glucosa en sangre son extremadamente altos debido a la falta de insulina.
¿Qué pasó con los padres de la niña?
Los padres de Elizabeth y otros 14 miembros del grupo religioso han sido acusados en el caso.
Jason Richard Struhs y otro miembro del grupo, Brendan Luke Stevens, están acusados de asesinato. Kerrie Elizabeth Struhs y su hijo Zachary Alan Struhs, así como otros 10 miembros de la congregación, han sido acusados de homicidio.
La esposa de Brendan, Loretta Mary Stevens, y sus hijos Acacia Naree Stevens, Therese Maria Stevens, Sebastian James Stevens, Andrea Louise Stevens, Camellia Claire Stevens y Alexander Francis Stevens están entre los acusados.
Los acusados se han negado a declarar durante el juicio, que se llevó a cabo sin jurado bajo la supervisión del juez de la Corte Suprema Martin Burns, y han comparecido sin representación legal.
La fiscal de la Corona, Caroline Marco, informó al tribunal que Elizabeth falleció de cetoacidosis diabética, destacando que los padres de la niña eran plenamente conscientes de los riesgos de no administrar insulina, basándose en su historial médico.
Debate en rede sociales sobre la religión
Se ha generado un intenso debate sobre cómo equilibrar la libertad religiosa con la responsabilidad de proteger la salud y el bienestar de los niños.
La fiscal Marco describió a Elizabeth como «una niña inteligente y espiritual», enfatizando que era «demasiado joven para comprender las terribles consecuencias de la decisión de sus padres».
Además, señaló que los padres de Elizabeth actuaron con la firme creencia de que Dios la sanaría, a pesar de ser conscientes de los riesgos asociados con la falta de insulina.
El juicio, que se espera que dure 11 semanas, determinará las responsabilidades legales de los involucrados y podría tener implicaciones importantes para futuros casos en los que las creencias religiosas se enfrenten al deber de cuidar a los niños.
El desenlace de este proceso, que promete influir en la forma en que se manejan casos similares en el futuro, preocupa a la comunidad y a los observadores legales.
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