El cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga expresó el viernes su esperanza de que en Honduras nunca se llegue a enfrentar lo que ocurre en el país vecino, Nicaragua, donde la persecución a la iglesia es una realidad, aunque enfatizó: «Eso depende del pueblo».
Respecto a la posibilidad de que en Honduras ocurra lo que sucede en Nicaragua con la persecución a la iglesia, el cardenal comentó: “Dios quiera que no, y eso depende del pueblo. Tristemente, allá en Nicaragua exiliaron al pueblo, sacaron a toda la posible oposición política, pero también ellos no durarán”.
El cardenal reflexionó: “La palabra de Dios nos dice, no tengan miedo, todos los perseguidores de la iglesia han terminado mal, ojalá que estos entiendan, comprendan y puedan cambiar”.
Abordando el tema de la pobreza en el país, mencionó que “a veces se usan estadísticas que no corresponden a la realidad, lo importante es que veamos si yo puedo aliviar aunque sea solo a una persona, hay que hacerlo y así podría cambiar Honduras”.
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Aunque reconoció los conflictos que marcaron el año 2023 en el país, manifestó su anhelo de que el 2024 sea distinto, con una disminución de esos conflictos y con el propósito de eliminar los asesinatos en Honduras: “Dios nos ha creado para ser felices y para vivir, no para morir”.
Hizo un llamado a los hondureños para que se respeten mutuamente, evitando las peleas y disputas que desencadenan violencia. También abogó por la creación de empleo para prevenir la migración de miles de hondureños.
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Asimismo, recomendó humildad a los que ocupan cargos públicos, instándolos a aceptar la crítica y a resolver sus deudas: “Traten de poner en paz su conciencia porque si tienen alguna deuda, tarde o temprano tendrán que pagar”.
Concluyendo, expresó su alegría por cumplir 81 años e instó a la población a iniciar el nuevo año con esperanza.
Sobre la persecución de la iglesia en Nicaragua, las tensiones entre el Gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica se han exacerbado con la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de relaciones diplomáticas.
El Gobierno de Nicaragua liberó en octubre pasado a 12 sacerdotes enviándolos al Vaticano, aunque el obispo Álvarez no fue incluido entre los religiosos liberados.
Desde abril de 2018, Nicaragua enfrenta una crisis que se ha acentuado después de las elecciones de noviembre de 2021, en las cuales Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto a su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.
