Yoni Hernández: desafiando barreras con la mirada del alma, el héroe no vidente que inspira

TRAYECTORIA. Desde desafíos iniciales hasta triunfos inesperados, descubre cómo Yoni es un ejemplo de resiliencia y éxito.

Tegucigalpa. Yoni Fabian Hernández Oliva, de 32 años, nació el 23 de noviembre de 1991, en Toro Muerto, San Esteban, Olancho. María Munguía y Luis Hernández, sus padres, dieron vida a cinco hijos, siendo Yoni y su hermano mayor, Luis Carlos Hernández de 34 años, los únicos que nacieron sin la capacidad de la vista. A pesar de ser mellizo, la hermana de Hernández nació con plena visión.

Pasó su infancia en la aldea de Toro Muerto, un pueblo apartado en el municipio de Olancho. Su niñez fue serena pero humilde, ya que sus padres enfrentan limitaciones económicas.

Tanto él como su hermano compartían la misma discapacidad, lo que los convirtió en blanco de burlas. A pesar de esto, para ambos, la discapacidad no era una limitante en sí misma. El verdadero obstáculo radicaba en la dificultad para ser aceptados en las escuelas debido a su condición.

Infancía de Yoni

Los padres de Yoni estaban al tanto de una escuela en Tegucigalpa, pero el miedo de enviar a sus hijos lejos los invadía. Les preocupaba exponerlos a una realidad con la que no estaban familiarizados. Con el tiempo, sus hijos crecían sin tener la oportunidad de estudiar.

Sin embargo, decidieron enfrentar sus temores y cumplir sus sueños. Con la ayuda de un partido político, lograron enviar a sus hijos a la ciudad para que pudieran recibir educación.

A la edad de 13 años, Yoni emprendió una travesía desde su pueblo hacia la ciudad, acompañado por su hermano. Sus padres tomaron la difícil decisión de dejarlos en un internado. En la maleta de Yoni no solo había ropa, sino también sueños cargados de esperanza y a la vez tristeza por abandonar su lugar natal y a sus seres queridos.

 “Uno de los problemas que tiene el gobierno es que las escuelas no están preparadas para poder dar educación a las personas no vidente, con Luis Carlos fuimos al kínder, pero solo a jugar y hacer rayitas esto hasta que pudimos salir de la aldea e iniciar nuestros estudios”, agregó Yoni Hernández.  

La escuela Pilar Salinas fue la primera institución en abrirle las puertas a Hernández. Esté centro educativo es de cobertura nacional, ha estado dedicado a brindar atención a personas con discapacidad siendo también un internado, esta fue su primera vez al convivir con otras personas no videntes, pudo culminar su primaria en cuatro años en este centro educativo gracias a sus capacidades. 

Venciendo obstáculos y alcanzando sueños Yoni logró una beca en el “INSTITUTO SAN FRANCISCO” para estudiar la carrera de ciencias y letras, siendo una institución que ha recibido personas no videntes desde 1994, esta fue una nueva etapa desafiante, en la que tuvo que acoplarse a convivir con personas videntes. 

A medida que se acercaba el momento de ingresar a la universidad, este se presentaba como un logro significativo, aunque también generaba inquietudes. La fundación que brindaba apoyo solo cubría hasta la etapa colegial.

Sin embargo, según las palabras de Yoni, aunque el camino estuvo plagado de espinas, Dios siempre envió ángeles en su auxilio. Su excelencia como alumno le valió la extensión de una beca que le permitió continuar sus estudios universitarios. 

Como ciegos tenemos dos hobbies que siempre la mayoría de ciegos hacemos, uno es escuchar radio ya que uno se orienta por el oído y la otra es dormir y es allí donde entra el gusanito por el tema del periodismo y muchas personas me decían que tenía buena voz para locutor”, comentó Hernández. 

Desde 2007 hasta 2018, Yoni estuvo internado en la «Fundación Franciscana». En 2013, dio un paso significativo al ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, postulándose para la carrera de periodismo. Durante este período, tuvo la fortuna de encontrarse con personas dispuestas a brindarle apoyo, mientras que también experimentó la indiferencia de aquellos que no le miraban con agrado.

La etapa universitaria marcó un periodo de significativos cambios en la vida de Yoni. Uno de ellos fue su capacidad para trasladarse de la fundación a la universidad, dependiendo de sus propios recursos.

Además, la oportunidad de interactuar con un mayor número de personas videntes le generaba una mezcla de emoción e incertidumbre.

En este largo camino conocí personas que me pudieron ayudar y otras tantas que quizás no sabían como lidiar con una persona con mi condición algunos licenciados se quejaron por tener que impartirme clases, pero con la mano de Dios pude lograr mi propósito.  

En 2018, alcanzó la cima al graduarse con honores de la licenciatura en periodismo de la máxima casa de estudios la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, completando su carrera en tan solo cuatro años. Una historia de dedicación, esfuerzo y éxito que lo llevó desde desafíos iniciales hasta triunfos.

Un padre altruista y compasivo que se dedicó su tiempo y esfuerzo a ayudar a personas ciegas, demostrando una profunda empatía y compromiso con el bienestar de los demás fue Fry Donaldo Alberto Salazar Perdomo.

Yoni describe a el padre como un ángel y apoyo para muchos haciendo una diferencia significativa en las vidas de aquellos que enfrentan la ceguera, convirtiéndose en un faro de inspiración y generosidad. 

El padre dio inicio a la fundación en 1995 «la fundación franciscana por nuestros hermanos para limitados sensoriales y físicos«, es una institución para fortalecer el desarrollo, la salud y la asistencia social de honduras en el área de discapacidad con bajos recursos 

Ing. Werner Wirtz de nacionalidad alemana, director de la fundación franciscana desde el 2017, luego de fallecer su tío quedo a cargo de la fundación.

«El objetivo de la fundación es que ellos puedan destacar nos enorgullece que Yoni aprovecho la oportunidad, nunca dio problemas y fue muy dedicado y que saliera de nuestra fundación como con excelencia académica y con un título universitario nos satisface», agregó Werner

Lic. José Saul Alvarado García, administrador general de la fundación desde el 2009. «Conocí a los hermanos Hernández cuando inicié a trabajar con el padre, Yoni y su hermano eran muy buenos estudiantes y no solo destacaban en lo académico si no como personas los valores enseñados los ponían en práctica. Ellos han sido muy agradecidos con la fundación y fue un placer haberlos conocido» comentó José. 

María Caldera cuenta con el cargo de cuidar a los internos, de ir a las sesiones de colegio, de que tomen sus alimentos a tiempo incluso los lleva de compras cuando necesitan vestimenta, su labor es como una segunda madre en la fundación. «Tengo un cariño especial por los hermanos Hernández vinieron desde muy pequeños y es un cariño enorme que se les toma, más que internos se vuelven una familia, orgullosa siempre de cada uno de sus logros» destacó Caldera.

Esposo y padre

Dos personas destinadas a encontrarse compartiendo un mundo más allá de las percepciones visuales

Nació la historia de amor entre Yoni un joven no vidente con una percepción única del mundo, y Mirna, un alma gentil que compartía su vida sin restricciones visuales. Con una sonrisa iluminando su rostro, Yoni decide abrir su corazón y compartir con nosotros fragmentos de su vida sentimental.

Comienza expresando su gratitud hacia la maravillosa intervención divina que le ha permitido cruzarse con una persona que le ha regalado experiencias hermosas.


«Mirna Isabell es el amor de mi vida, nos presentó un amigo en común en ese entonces, yo tenía 26 años y ella, con sus 32 años, se convirtió en uno de los regalos más significativos que la vida me brindó. Ahora, cinco años después, ella es mucho más que mi novia; es mi compañera de vida, mi apoyo constante en los momentos buenos y malos», agregó Yoni.

«El 12 de marzo de 2022, tomamos la decisión de unir nuestras vidas en matrimonio. Fruto de nuestro amor, llegó a este mundo Fabián. La decisión de traer a nuestro hijo al mundo fue desafiante, ya que enfrentamos con temor la difícil elección de realizar pruebas para detectar posibles complicaciones. Económicamente, la prueba parecía casi inalcanzable, pero decidimos encomendar todo a Dios. Gracias a Él, nuestro pequeño Fabián nació sano e inteligente. La fe y el amor fueron nuestros pilares en este viaje, y estamos agradecidos por el regalo de nuestra familia.

Fabián Mateo representa el centro de nuestro universo; él es el motor que impulsa mi vida diaria. Cada mañana, cuando salgo para trabajar, es su rostro y su bienestar los que me inspiran. Todas mis acciones y esfuerzos están dedicados a él. Mi mayor deseo es guiarlo hacia un camino de bondad, infundir en su corazón la presencia de Dios y cultivar en él sólidos valores.

Yo asistía a unos encuentros deportivos de gólbol es el único deporte paralímpico específicamente para personas invidentes o ciegas, el cual consiste un lanzamiento del balón que lleva en su interior cascabeles, estos sirven para detectar su trayectoria iba a verlos jugar y es así como empezamos a conocernos», agregó Mirna Isabel Meléndez Duarte. 

Siendo una persona vidente que comparte su vida con alguien no vidente, he experimentado cómo algunas personas nos miran con desdén. En ese momento, Mirna reflexionó sobre este hecho mientras estaba junto a Yoni y él con su característico sentido del humor, añadió me miran como «extraterrestre». A lo que Mirna contestó, me siento profundamente orgullosa de él. 

Con un brillo especial en sus ojos, compartió que Yoni no llegó para restar en su vida, sino para sumar. Aunque Yoni no pueda ver con sus ojos físicos, Mirna destacó con cariño que él nos ve con los ojos del alma.

Su fuerza trasciende las barreras visuales, iluminando caminos que muchos no podrían ver. Yoni Hernández la inspiración viva de la superación. ¡Bravo por su valentía y logros!