Con su estilo particular que demostró a lo largo de su campaña y un enorme reclamo de mejorar la economía, el domingo asumió Javier Milei como el nuevo presidente de Argentina asegurando que «hoy comienza una nueva era».
El ultraderechista político logró un triunfo arrollador en las elecciones realizadas en noviembre en la segunda vuelta ante el candidato del oficialismo Sergio Massa.
Milei, autodefinido como el primer mandatario «anarco-capitalista», tomó el testigo de manos de antecesor Alberto Fernández, en una ceremonia que por su lista de invitados y su programa ofrece un atisbo de la nueva época que se abre ante la nación suramericana.
Con su estilo único en el libro de firmas del Congreso argentino dejó su popular eslogan de campaña: «Viva la libertad carajo»:
El líder del movimiento La Libertad Avanza, de 53 años, derrotó en las urnas al candidato oficialista y entonces ministro de Economía, Sergio Massa, avalado por el deseo de cambio de una mayoría que quiere terminar con la inflación interanual de 142 % – una de las más altas del mundo-, entre otros problemas sociales como la creciente pobreza y la inseguridad.
Milei tras asumir la presidencia rompió la tradición y su discurso inaugural lo pronunció afuera del Legislativo para que miles de sus seguidores lo vieran y escucharan. «Hoy damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país», comenzó diciendo.
Como es su costumbre, también tuvo severas criticas con sus antecesores:
Al parecer, Milei ha decidido postergar su promesa de dolarizar la economía y el cierre del Banco Central, ejes centrales de su campaña; sien embrago, tras ofrecer un diagnostico nada alentador sobre la herencia económica asegura que tendrán a muy corto plazo medidas de shock que provocarán un impacto inicial en la economía, salarios y pobreza.