La emotiva historia de Balto, el Husky que tiene una escultura en Central Park


Desde Hachiko hasta Vaguito, las emblemáticas historias y leyendas que tienen como protagonistas a los perros han destacado la extraordinaria fidelidad de estos compañeros caninos hacia sus dueños. Ampliamente reconocidos como los animales de compañía favoritos de los humanos, los perros conquistan corazones con su simpatía, amabilidad y devoción inquebrantable.

Considerados como los mejores amigos del hombre, los perros han dejado una huella indeleble en la historia, y un ejemplo conmovedor de esto es el emotivo homenaje rendido en el Central Park de Nueva York, Estados Unidos, en honor a Balto, un Husky Siberiano que se convirtió en un verdadero héroe hace un siglo debido a una hazaña histórica.

En 1925, un brote de difteria acechó la ciudad de Nome, en Alaska, en medio de la desesperación de la población por no encontrar vacunas suficientes que la combatieran. A través de un telegrama para conocer dónde podían encontrar la inyección antidiftérica, determinaron que tendrían que viajar más de 1085 kilómetros hasta Anchorage, pero una tormenta azotaba la región y resultaba prácticamente imposible trasladarse por pasos aéreos y marítimos.

Las autoridades de Nome solicitaron la ayuda del experimentado musher Leonhard Seppala, un reconocido adiestrador de perros de trineo, como informó National Geographic. Seppala, propietario de Togo (el nombre original de Balto), había participado en numerosas competiciones y carreras con sus perros, incluyendo travesías de larga distancia.

En medio de condiciones climáticas extremadamente adversas, los perros enfrentaron un trayecto de más de mil kilómetros, soportando temperaturas que oscilaban entre los -30°C y los -40°C. Lograron completar esta hazaña en cinco días y medio, una proeza que solía llevar a los humanos al menos 30 días.

Balto, miembro del escuadrón B encargado de transportar las vacunas de una ciudad a otra, emergió como líder en los últimos dos tramos del viaje, a pesar de no ser un perro de guía. Su valentía y resistencia condujeron al equipo de canes hasta Nome con la tan necesaria vacuna antidiftérica, salvando incontables vidas en el proceso.

El emotivo homenaje que se dedicó a Balto en Central Park

Si bien el nombre inicial del Husky Siberiano era Togo, se lo denominó Balto en memoria del explorador noruego Samuel Balto, quien se volvió popular durante la fiebre del oro en Nome. A su regreso, el héroe canino vivió en el zoológico de Cleveland hasta cumplir 14 años, cuando falleció el 14 de marzo de 1933.

En la actualidad, los admiradores de Balto pueden encontrarlo en el Cleveland Museum of Natural History y, bajo él, se puede leer: “Dedicado al espíritu indómito de estos perros polares que traspasaron en relevos la antitoxina a lo largo de casi mil kilómetros de ásperos hielos, aguas traicioneras y tormentas de nieve árticas en Nenana, para llevar alivio al desolado pueblo Nome durante el invierno de 1925″. Para finalizar, se añadió la inscripción “resistencia, fidelidad, inteligencia”.

Togo también contó con una estatua que lo honra en el Central Park de Nueva York, realizada por el escultor Frederick George Richard Roth e inaugurada el 15 de diciembre de 1925. Además, cada mes de marzo se celebra la carrera de perros polares de Iditarod, desde Anchorage hasta Nome.

En tanto, el perrito heroico en 1995, Balto: la leyenda del perro esquima, que narró su historia. En 2019, Willem Dafoe protagonizó su hazaña en las pantallas bajo el nombre de Togo.