La emotiva historia de Diego Córdoba: Venezolano que enfrentó la adversidad cuando la policía incendió su hogar

Decenas de migrantes llegan a Honduras acompañados de sus familias, eligiendo este país como su lugar de residencia temporal mientras buscan cumplir su «sueño americano».

Tegucigalpa, Honduras.- La profunda crisis en Venezuela continúa empeorando, llevando a miles de personas a abandonar su país en busca de mejores oportunidades. En esta travesía, enfrentan la difícil decisión de dejar atrás a sus familiares o, aún peor, de arriesgar la seguridad de estos al aventurarse en un viaje lleno de peligros conocidos. Muchos dejan atrás a hermanos e incluso amigos, algunos de los cuales han perdido la vida antes de alcanzar su destino.

Diego Vásquez, un venezolano de 34 años oriundo de la ciudad de Puerto Cabello, estado de Carabobo, tomó la decisión de abandonar su país hace dos años junto a su esposa e hijos. La difícil situación que enfrentaban les hacía insostenible la vida en Venezuela.

Vásquez relata que desempeñó labores en las juntas parroquiales en Venezuela. Además, señala que la negativa de un ciudadano a participar en estas actividades podría acarrear serias complicaciones.

«Un día, la policía llegó a mi hogar y prendieron fuego a nuestra vivienda, dejándonos sin pertenencias, sin ropa, sin absolutamente nada. Nos dejaron en la calle sin un lugar adonde ir», compartió Diego Vásquez Córdoba.

Un joven con numerosos sueños por alcanzar y la firme determinación de sacar adelante a su familia. Su infancia fue desafiante, marcada por la escasez de oportunidades que le impidió completar sus estudios. Por esta razón, anhela fervientemente que sus tres hijos, de 5, 7 y 10 años respectivamente, tengan la posibilidad de continuar con su educación.

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Tras abandonar su país, optaron por dirigirse al noroccidente de América del Sur y llegaron a Colombia, donde la fortuna no estuvo de su lado. Enfrentando numerosas dificultades, experimentando momentos difíciles en los que no fueron recibidos con mucha amabilidad por los ciudadanos locales. A pesar de las adversidades, trabajaron arduamente, lograron ahorrar lo necesario para costear sus pasajes y finalmente llegaron a Honduras.

Diego y su familia arribaron a Honduras tras atravesar peligrosos trayectos, incluyendo la selva, donde presenciaron escenas desgarradoras de personas fallecidas y otras luchando por sus vidas. Sin más opción que continuar su camino y proteger a su familia, hace apenas una semana se unieron a Winder Parra, también venezolano, quien se convirtió en un amigo durante su travesía por la selva.

En la actualidad, el «Trans 450» en el bulevar Centroamérica se ha convertido en el hogar de muchas personas que no cuentan con un techo donde vivir, incluyendo a Diego, su familia y compatriotas.

Este venezolano hace un llamado a las autoridades solicitando solidaridad para poder reunir los recursos necesarios y completar los pasajes que les permitirán llegar a su destino, los Estados Unidos. En este país, aspiran a cumplir numerosos sueños y finalmente encontrar un lugar al que puedan llamar hogar.