A medida que avanza el Foro Económico Mundial celebrado en Suiza, emergen temas cruciales en la agenda, tales como el cambio climático, la transición energética y el crecimiento económico global. Dentro de este último aspecto, la desigualdad económica se erige como una preocupación apremiante, según el reciente informe de Oxfam. Este documento señala de manera contundente que la brecha entre ricos y pobres persiste y se agranda año tras año.
Factores determinantes incluyen el monopolio de la riqueza y el poder empresarial, contribuyendo a mantener a los acaudalados en su posición mientras perpetúan la tendencia de empobrecimiento para quienes cuentan con menos recursos.
Las cifras hablan por sí solas. En la última década, los súper ricos han acumulado el 50% de la nueva riqueza generada, alcanzando un hito reciente. Oxfam destaca que el 1% de los más acaudalados ha acaparado casi dos tercios de la nueva riqueza generada a nivel global desde 2020, evaluada en US$42 billones, casi el doble que el 99% restante de la población mundial.
En un lapso donde los cinco individuos más ricos del planeta, Elon Musk, Bernard Arnault, Jeff Bezos, Larry Ellison y Warren Buffett, han visto multiplicarse su riqueza desde 2020, generando unos asombrosos US$14 millones por hora. La acumulación de sus fortunas ha pasado de US$405.000 millones a US$869.000 millones. Este revelador informe, titulado «La Ley del Más Rico», ve la luz en el inicio de las reuniones del Foro Económico Mundial en Davos.
«En medio de sacrificios diarios, donde la población común enfrenta desafíos fundamentales como la alimentación, los súper ricos han superado incluso sus sueños más audaces. En tan solo dos años, la presente década se vislumbra como la más próspera hasta la fecha para los milmillonarios, una especie de edad dorada de opulencia económica para la élite mundial», sostiene Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.
«Aplicar impuestos más elevados a los súper ricos y a las grandes empresas ofrece una salida a las múltiples crisis que enfrentamos actualmente. Es momento de desmantelar el mito de que los recortes fiscales para los más acaudalados redundarán de alguna manera en beneficio del resto. Cuarenta años de concesiones fiscales para los súper ricos han dejado en claro que las olas de privilegios solo han terminado por favorecerles a ellos», añadió la directiva.
La expansión vertiginosa de la riqueza de los milmillonarios se ha convertido en un fenómeno asombroso. De manera irónica, desde 2020, un año marcado por la paralización económica debido a la pandemia y la crisis del costo de vida, el 1% más rico ha acumulado asombrosos US$26 billones, representando el 63% de la nueva riqueza generada. Mientras tanto, tan solo US$16 billones (37%) se distribuyeron entre el resto de la población mundial.
En este contexto, por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una persona perteneciente al 90% más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa US$1.7 millones. La fortuna de los milmillonarios ha crecido a un ritmo vertiginoso de US$2,700 millones de dólares diarios, marcando una década de ganancias históricas en la cual tanto el número como la riqueza de los milmillonarios se han duplicado.
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Según el informe de desigualdad presentado por Oxfam, la actual década se perfila como crucial para determinar la amplitud o estrechez de la brecha entre los ricos y el resto de la población mundial. A pesar de enfrentarse a coyunturas tan significativas como la pandemia de coronavirus, el cambio climático y conflictos bélicos, la reducción de la desigualdad ha avanzado lentamente. En este contexto, Oxfam destaca la necesidad apremiante de poner fin a la privatización de recursos públicos como parte integral de la estrategia para abordar este problema global.
