Tradicionalmente, se esperaba que las personas se casaran con alguien del sexo opuesto y formaran una familia, pero hoy en día, se observa una inclinación hacia vínculos afectivos que priorizan la libertad individual por encima de las convenciones.
La agamia, una palabra que deriva del griego ‘a’ (no o sin) y ‘gamos’ (unión íntima o matrimonio), propone una forma de relación caracterizada por la ausencia de la necesidad de formar una pareja amorosa o romántica. Este modelo cuestiona profundamente la ideología amorosa tradicional, sugiriendo que el enamoramiento puede nublar la racionalidad y promover expectativas irreales.
Sandra López, sexóloga y licenciada en Psicología, explica: “Son personas que cuestionan la noción que indica que solo es posible relacionarse a través del amor romántico y de la pareja. Para ellos, el matrimonio es visto como una limitación de la libertad individual y el no reconocimiento a la diversidad de las relaciones”.
Nerea Pérez de las Heras, comunicadora española y conductora del pódcast feminista ‘Saldremos mejores’, describe la agamia como una forma de microfeminismo: “Es la sustitución de la jerarquía de las relaciones y los afectos que nos ha impuesto el patriarcado. Yo pongo a mis amigos como centro, tribu, núcleo de apoyo y comunicación”.
La psicoanalista de adultos, Laura Messina, señala la influencia de movimientos sociales como el feminismo en la expansión de estas ideas, alejándose del tradicional “cuento de hadas”. “La creencia del príncipe azul o de la ‘media naranja’ se fue rompiendo hasta dejar obsoleto el ideal de casarse y tener hijos por el de disponer de libertad para desarrollarse como persona”, indica.
Sin embargo, Messina advierte que esta tendencia no debe interpretarse como una evasión de los vínculos afectivos: “No tener pareja como condición pone en evidencia alguna clase de problema vincular porque tener como premisa el no estar románticamente o evitar conocer a alguien es una forma de rechazo que puede estar fundamentada en experiencias pasadas”.
Además, resalta la importancia de aceptar al otro con sus defectos y evitar que pierda su identidad por capricho individual, criticando la tendencia moderna de terminar relaciones ante el primer conflicto.
La agamia se distingue de la soltería y del poliamor. Mientras la soltería es vista como un estado transitorio hacia la formación de una pareja, la agamia rechaza la idea de que la búsqueda de pareja sea necesaria para la expresión vital de la persona.
A diferencia del poliamor, que acepta múltiples relaciones amorosas simultáneas, la agamia se aleja del concepto de relación y amor, priorizando el autoconocimiento y disfrute sexual individual.